Estos son algunos de los juegos tradicionales que existían o existen en Valencia:
LAS BOLITAS.
Se jugaba con canicas de barro. El juego consistía en intentar tocar con
una canica a otra que se había lanzado anteriormente. Si quedaba
más o menos a un palmo de distancia de la primera se decía “palmo”. Si la golpeaba se decía “palmo y choco” o otras veces “palm i taconet”.
EL TRES EN RAYA
Para jugar se dispone de un cuadro trazado en tierra. Tienen que participar únicamente dos jugadores. Cada uno dispone de tres piedras y las va colocando en orden sucesivo en el cuadro.
EI objetivo consiste en que cada uno consiga alinear las tres piedras en la misma raya. Se requiere participar con atención, ya que cada jugador intenta engañar a su oponente, intercalando sus piedras entre las de la otra, evitando por todos los medios que el contrincante coordine el tres en raya.
Cuando, al final, uno de los dos lo consigue, exclama: “¡tres en raya como una paja!”
DESTAPAR LA OLLA O JUGAR AL ESCONDITE.
Es una variante del tradicional “conillets a amagar” (conejitos a esconderse). El juego empieza eligiendo al jugador que debe pagar.
Se traza una raya en la pared con tiza, de unos dos metros de longitud. El que paga se vuelve de cara a la pared y cuando se dice “¡Ya!”, empieza a contar hasta veinticinco, mientras los demás jugadores corren a esconderse. Cuando el que paga termina de contar, empieza a buscar a los compañeros que se han escondido. Si en un momento de distracción uno de los que se han escondido sale de su escondite y se dirige a la raya sin que el que paga lo descubra, se considera que ha “destapat I’olla” (destapado la olla), diciendo: “Destape I’olla que està bullint, vint i vint”(destapo la olla que está hirviendo, veinte y veinte), al mismo tiempo que da unas palmadas en la pared. Si tal cosa sucede, vuelve a pagar quien lo hacía; si no, paga el jugador que ha sido encontrado en primer lugar en su escondite.
EL RATÓN Y EL GATO
Las niñas estaban sentadas en el suelo formando dos círculos concéntricos. Una de ellas hacia de gato y perseguía alrededor del círculo a otra que hacía de ratón. La única escapatoria para el ratón consistía en colocarse delante de una de las dos que estaban sentadas formando el corro. De este modo, la que estaba detrás tenía que levantarse y echar acorrer, haciendo entonces de ratón y siguiendo el juego con ella, hasta que el gato lo atrapase. Cuando esto sucedía, el gato dejaba de actuar como tal y salía otro niño a realizar sus funciones.
LA PAELLA TIZNADA.
Era una diversión popular que se celebraba en el transcurso de las tradicionales fiestas de cada calle.
Consistía en tratar de coger con la boca una moneda que se había pegado en la base de una paella que colgaba de una cuerda. Los que intentaban despegarla se ensuciaban la cara y raramente lo conseguían.
UN, DOS, TRES, POLLITO INGLES
Se sortea entre los niños quién paga. Aquel que paga, cara a la pared dice tocándola: “Un, dos, tres, pollito inglés“. Los demás jugadores, a una distancia fijada, tratan de acercarse a él, quien tiene derecho a volverse después de decir “un, dos, tres, pollito inglés“, si al volverse sorprende a algún jugador en movimiento este es eliminado o vuelve al punto de partida. El objetivo es llegar a tocar la pared y salvarse; o tocar al jugador que paga. El último jugador que queda paga. Se puede jugar en terreno abrupto y empinado, es más difícil sostenerse quieto y llegar arriba a donde está el que paga ya que hay que cogerse con las manos y trepar…
PAN, VINO Y TOCINO
Esta versión del juego de cuerda era practicada indistintamente por chicos y chicas, de todas las edades. Era frecuente hacer corros de gente en Pascuas (en El Prao, Dueñas o La Balsilla) para ver como se jugaba. El secreto consistía en mover la cuerda a mucha velocidad para incrementar la dificultad del. Al canto de “ino, ino, ino” la velocidad de la cuerda se incrementaba de manera notoria. Las carcajadas se sucedían cuando cualquiera de los jugadores se equivocaba, tropezaba o caía.
Esta versión del juego de cuerda era practicada indistintamente por chicos y chicas, de todas las edades. Era frecuente hacer corros de gente en Pascuas (en El Prao, Dueñas o La Balsilla) para ver como se jugaba. El secreto consistía en mover la cuerda a mucha velocidad para incrementar la dificultad del. Al canto de “ino, ino, ino” la velocidad de la cuerda se incrementaba de manera notoria. Las carcajadas se sucedían cuando cualquiera de los jugadores se equivocaba, tropezaba o caía.
Pan, vino, tocino
Ino, ino, ino, ino…
EL CABALLITO GRIS
Es
una sencilla e inocente distracción que las personas mayores suelen
proporcionar a los bebés. Para ello se sienta a la persona mayor y
coloca al pequeño a horcajadas sobre su pierna, cogiéndole las manos
para que no caiga.
En
esta posición, el mayor va diciendo los versos siguientes, procurando
que el niño los repita aunque todavía no sepa hablar bien:
Tengo un caballito gris
Que va a París
Al paso, al paso,
Al trote, al trote,
¡Al galope! ¡Al galope!...
Cuando
dice “al paso” y mientras siga diciéndolo imprime a su pierna, apoyada
en la punta del pie, un movimiento ascendente y descendente lento y
acompasado; cuando dice “al trote”, más rápido, y mientras diga “al
galope”, rapidísimo. Puede repetir el juego cuanto guste, con la
seguridad de acabar rendido antes de que el niño se canse.
FAVA
Este juego consistía en saltar sucesivamente unos chicos sobre los otros. Se organizaba de manera que uno de ellos, el que hacía de mula se colocaba a una determinada distancia de los demás agachados y con la cabeza inclinada. Los otros estaban preparados para saltar varias veces sobre él, estableciéndose un pequeño diálogo entre los que saltaban y el que hacía de mula, que era el siguiente, con las variaciones correspondientes a cada población:
A la una, la mula
A les dos, la cos.
Ales tres de taleca limpia i de cameta.
A les quatre de lleial.
A les cinc, el brinc.
A les sis, pastís, pasterà i culà.
A las siete, pongo mi caperuchete,
A les huit, l’arrós està cuit.
A les nou, de torero en dos mans.
A les deu, de lleial.
A les onze, de torero en una mà.
Ales dotze, a buidar olles.
Y, puesto que se había determinado dónde tenían que ir a “buidar olles”, hacia allá que se iban todos corriendo. El último que llegaba al lugar en cuestión y volvía donde se jugaba a la mula, pagaba y se convertía en mula de la vez siguiente.
Este juego consistía en saltar sucesivamente unos chicos sobre los otros. Se organizaba de manera que uno de ellos, el que hacía de mula se colocaba a una determinada distancia de los demás agachados y con la cabeza inclinada. Los otros estaban preparados para saltar varias veces sobre él, estableciéndose un pequeño diálogo entre los que saltaban y el que hacía de mula, que era el siguiente, con las variaciones correspondientes a cada población:
A la una, la mula
A les dos, la cos.
Ales tres de taleca limpia i de cameta.
A les quatre de lleial.
A les cinc, el brinc.
A les sis, pastís, pasterà i culà.
A las siete, pongo mi caperuchete,
A les huit, l’arrós està cuit.
A les nou, de torero en dos mans.
A les deu, de lleial.
A les onze, de torero en una mà.
Ales dotze, a buidar olles.
Y, puesto que se había determinado dónde tenían que ir a “buidar olles”, hacia allá que se iban todos corriendo. El último que llegaba al lugar en cuestión y volvía donde se jugaba a la mula, pagaba y se convertía en mula de la vez siguiente.
MEGUA
Se queda uno y los demás se colocan junto a él.
Entonces
un jugador cualquiera le da una palmada en la espalda , dice ¡megua! Y
echa a correr perseguido por el otro. Los demás corren tras el
perseguidor y si alguno lo alcanza le da otra palmada diciendo ¡megua! ,
en cuyo momento deja de perseguir al primero para perseguir a este .
Cuando alcanza a alguno antes de que otro le pegue, queda libre y es sustituido por el atrapado.
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